Ansiedad: Sintomas fisicos

En este artículo profundizamos sobre los síntomas físicos de la ansiedad. Los más difíciles de asumir pero, por desgracia, muy reales.

En nuestro artículo ansiedad síntomas estuvimos tratando sobre la sintomatología (el conjunto de síntomas) que presenta el trastorno de ansiedad y vimos que, tradicionalmente, estos se clasifican en tres grupos:
  • Síntomas Conductuales: Los cambios en nuestra forma de actuar
  • Síntomas Cognitivos: Cambios en nuestra forma de pensar, que asimilar lo que nos ocurre.
  • Síntomas Fisiológicos: Modificaciones en nuestro cuerpo.

En este artículo nos vamos a centrar en los síntomas físicos de la ansiedad, pues son unos de los más frecuentes y, sin embargo, de los más difíciles de asimilar.

Ansiedad Sintomas Físicos 01
Cuando hablamos del trastorno de ansiedad estamos hablando de un trastorno psicológico, un trastorno de origen mental que se produce cuando tenemos una disfunción (un funcionamiento anormal) de un sistema evolutivo de protección presente en todos los seres humanos que se llama Ansiedad.

La ansiedad es un sistema que los humanos hemos desarrollado para nuestra protección en momentos de peligro. Es un sistema que todos tenemos y que nos permite estar más preparados para luchar o huir cuando lo necesitamos (el estudiante que se presenta a un examen, el atleta que va a comenzar la carrera, esa bicicleta que se aproxima peligrosamente a atropellarnos, etc.). En las personas que padecemos trastorno de ansiedad este sistema se ha estropeado y se pone en funcionamiento cuando no debe o – simplemente – no se apaga.

El problema es que este sistema activado tiene repercusiones en nuestro cuerpo, los llamados síntomas.

Los síntomas no son más que indicadores de que algo no funciona bien. Son como el piloto de luz que informa de un escape de gas. Los síntomas nos están informando de algún error interno aunque, en el caso de la ansiedad, tienen una lectura algo distinta a lo normal. (En nuestro artículo Ansiedad: Síntomas y como leerlos vimos algunas pautas).

Si no eres consciente de que padeces trastorno de ansiedad, lo normal es que te levantes por la mañana con un dolor intenso en la zona cervical (por ejemplo), que este dolor persista en el tiempo y decidas visitar al médico. Tras los correspondientes análisis el médico te informa que no tienes ningún daño físico que justifique ese dolor y, que el tuyo, es un dolor de origen psicológico: padeces de trastorno de ansiedad y es este trastorno el que te está produciendo el dolor.

Resulta muy habitual que la gente no concibamos que un trastorno de origen psicológico esté produciendo un dolor físico. Lo normal es que este tipo de dolores responda a traumatismos, de la misma manera que los problemas gástricos responden a una mala comida, las arritmias a algún trastorno en el corazón, etc., pero ahí descubres que no: La ansiedad produce síntomas físicos, síntomas que tendrán un origen psicológico pero que son reales, muy reales.

Síntomas físicos de la Ansiedad



No vamos a repetir nuestro artículo anterior pero sí vamos a destacar algunos de estos síntomas físicos por ser los que se presentan con mayor frecuencia:
  • Taquicardia o pulso acelerado.
  • Opresión en el pecho.
  • Cefaleas, especialmente en la nuca.
  • Náuseas.
  • Diarreas, heces blandas, dolor abdominal, cólicos intestinales.
  • Hormigueo, Temblores.
  • Zumbido de oídos.
  • Mareos o inestabilidad.
  • Contracturas musculares; espasmos musculares y calambres.
  • ...

La lista es muy extensa y, además, no es igual en todos los casos. Dentro de las personas que padecen el trastorno de ansiedad, cada uno lo somatiza de una manera: los síntomas que presenta una persona con trastorno de ansiedad no tienen porqué coincidir con los que presenta otra, aunque ambos padecen del mismo trastorno.


Como estabamos hablando y es el origen de este artículo (Ansiedad: síntomas físicos), los síntomas físicos son muy frecuentes en las personas que padecemos trastorno de ansiedad y son los más difíciles de asimilar.

Ansiedad Síntomas Físicos 02
Según un estudio presentado en el Congreso de la Asociación Americana de Psiquiatría, el 59% de los pacientes que acuden a las consultas de atención primaria en España con trastorno de ansiedad padecen síntomas físicos dolorosos.

Al hablar de síntomas físicos dolorosos estamos hablando de que el trastorno de ansiedad está produciendo en ellos síntomas físicos como los descritos arriba. Síntomas que podrían responder a otro tipo de causas pero que, en nosotros, responden al trastorno de ansiedad.

Destacaremos ahora que un 59% de los casos es un porcentaje muy elevado, pero el estudio en cuestión desvela que, para aquellas personas en las que se aúnan los trastornos de ansiedad con el de depresión, el porcentaje se eleva a un 78% (esto es: casi la totalidad).

Del estudio en cuestión se desprende algo que ya hemos dicho en otros artículos: que el padecer un trastorno de ansiedad no hace que seas raro, no te convierte en una persona de carácter débil o cosas por el estilo como se cree popularmente. Se considera que actualmente más de 20% de la población mundial padece algún trastorno de ansiedad sin saberlo, una consideración que se corrobora con el dato del estudio en el que se pone de manifiesto que entre un 10 y un 15% de los pacientes que acuden a una consulta de atención primaria lo hacen con un trastorno de ansiedad. Luego si tienes ansiedad, no te sientas inferior, eres tan normal como las personas que se resfrían.

Con la información de este estudio estamos indicando que, por raro que parezca, el trastorno de ansiedad produce síntomas físicos, la ecuación ansiedad = síntomas físicos se cumple en más del 59% de los casos (pensemos que el 59% lo que tiene son síntomas físicos dolorosos y también los hay quienes tiene síntomas físicos sin dolor).

Aunque el tratamiento de la ansiedad ha mejorado mucho, los médicos cada vez están más informados y son más conscientes de este trastorno, el estudio en cuestión también pone de manifiesto que sólo el 17% de los casos son tratados adecuadamente, pues o bien se diagnostican menos casos de los reales o bien no se tratan con la terapia adecuada.

La medicina tradicional tratará estos casos con ansiolíticos, medicaciones estas que buscan tranquilizar al paciente pero que son completamente inútiles a la hora de hacer que remita el dolor. Pensemos que las personas con trastorno de ansiedad normalmente son más sensibles a las percepciones dolorosas y las medicaciones más adecuadas serían aquellas que tratan sobre los neurotransmisores.

Desde esta página hemos defendido desde el principio que el recurso de los fármacos (bien sean productos de farmacia o productos naturales) es un tratamiento que no resuelve el problema. Con estos recursos podemos reducir los síntomas, podemos paliar el dolor, pero no resolveremos el problema de base.

Disminuyendo el síntoma apagaremos el piloto que nos informa de que algo no funciona correctamente pero, como algo sigue mal dentro de nosotros, el piloto volverá a encenderse o buscará otra manera (normalmente más desagradable) de indicárnoslo.

La única manera que se ha demostrado efectiva y duradera es la de conseguir modificar la manera en la que percibimos la realidad, conseguir que nuestro sistema llamado Ansiedad vuelva a funcionar como debiera